RLunfa
2008-03-21 17:24:05 UTC
Iraq: Cinco años ya
por Erra
http://www.insurgente.org/modules.php?name=News&file=article&sid=13013
Radiografía dramática de un lustro de ocupación
inSurGente.- El 20 de marzo de 2003 EEUU inició con una noche de bombardeos
la invasión de Iraq. Lo hizo tras una campaña de mentiras e intoxicación
para la que contó con sus aliados británicos y españoles. Cinco años
después, las mentiras y la desinformación ocultan un panorama dramático,
desvelado ahora por la Campaña Estatal contra la Ocupación y Por la
Soberanía de Iraq. Hagan clic en "Leer más" para ampliar la información.
Gara.- Bush, Blair y Aznar insistieron en la mentira de que Irak tenía armas
de destrucción masiva. Cinco años después, el país ha sido destruido de
forma masiva. El Pentágono acaba de reconocer sottovoce que no era cierto
que Saddam Hussein tuviera relación alguna con al-Qaeda. Un lustro después,
los propios iraquíes luchan contra los bastiones de la red de Osama Bin
Laden en el centro, norte y oeste de Irak.
20 de marzo de 2008. EEUU sigue mintiendo a espuertas sobre la situación en
Irak. Donde hay desolación presenta avances. Donde hay sometimiento total
anuncia soberanía. Presenta como incremento en la seguridad de Irak una
estrategia que busca limitar únicamente sus propias bajas extendiendo el
castigo colectivo a la población iraquí. Baste, como prueba, esta
radiografía de la situación cinco años después.
Balance: Casi una cuarta parte de la población ha muerto o ha huido
Un nuevo informe dado a conocer en enero de 2008 (realizado por la empresa
británica ORB en colaboración con una institución iraquí independiente,
IIACSS) calcula en más de un millón los iraquíes muertos desde el inicio de
la ocupación, una cifra diez veces superior a las cifras oficiales. Este
nuevo estudio ratifica el balance aportado por los dos estudios anteriores
realizados por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad John
Hopkins de Baltimore (EEUU) y publicados en la revista médica "The Lancet",
y que los ocupantes han procurado descalificar. Todos los estudios coinciden
en considerar la actuación de las fuerzas de ocupación como la principal
causa de muerte violenta en Irak, tanto en términos absolutos como
relativos.
Además del millón de muertos, la ocupación ha generado la mayor y más rápida
crisis mundial de refugiados de las últimas décadas -incluidas el éxodo
palestino y el genocidio de Ruanda-. Irak es el primer país del mundo en
número de refugiados, ya por delante de Colombia. Al menos 2,5 millones de
iraquíes se han convertido en desplazados internos -2.000 al día- y otros
2,2 millones en refugiados en países vecinos, sobre en todo en Siria,
drenando sus limitados recursos y generando tensiones.
Las causas del éxodo de la población iraquí han ido superponiéndose: los
masivos operativos militares de los ocupantes y la destrucción sistemática
de las infraestructuras; el deterioro de las condiciones básicas de vida de
la población debido a la destrucción del Estado, la rampante corrupción y el
afianzamiento de las mafias locales; y la violencia sectaria desarrollada,
esencialmente a partir de 2005, por los servicios de seguridad, milicias y
escuadrones de la muerte vinculados a las formaciones que integran el
gobierno colaboracionista iraquí y que en su campaña de terror han contado
con el estímulo o -cuando menos- con la tolerancia de los ocupantes
Desolación: La situación cotidiana del pueblo iraquí es atroz
El 43% de los iraquíes vive en la extrema pobreza (con menos de un dólar al
día); el 60-70% de la población activa no tiene trabajo. Seis millones de
personas precisan ayuda humanitaria, incluida la alimentaria, el doble que
en 2004. Ya solo el 60% de los iraquíes tiene acceso a las raciones de
comida gubernamentales, cuya cobertura era universal antes de la invasión.
Por presiones del Banco Mundial, el gobierno iraquí ha informado que el
próximo mes de junio este sistema de abastecimiento se suprimirá, así como
los subsidios a los carburantes.
La malnutrición infantil ha aumentado en el período de ocupación: la mitad
de los menores de cinco años la sufren en alguna de sus modalidades; el bajo
peso se ha triplicado hasta afectar al 11% de los nacidos.
El 70% de la población no tiene suministro adecuado de agua potable y el 80%
carece de servicios de saneamiento; el cólera se extiende ya por la mitad de
las 18 provincias del país.
2.000 médicos iraquíes han sido asesinados y la mitad de los 34.000 que
estaban registrados en 2003 han abandonado su país. El 90% de los 180
grandes hospitales carece de recursos esenciales. Bajo control de la
corriente del clérigo chií Moqtada al-Sadr, el Ministerio de Sanidad se ha
hundido en la corrupción, al tiempo que los hospitales se han transformado
en centros clandestinos de detención, tortura y asesinato de los escuadrones
de la muerte.
La combinación de malnutrición y carencia o escasez de agua potable, junto
con el deterioro sanitario, sitúa a Iraq entre los 60 países del mundo con
las tasas más altas de mortalidad infantil, mortalidad en menores de cinco
años y mortalidad materna.
Más de 800.000 escolares han dejado de asistir a la escuela primaria (el
22%) y sólo la mitad de los que completan estudios primarios inician los
secundarios. Otros 220.000 niños y niñas refugiados con sus familias en
países vecinos están desescolarizados.
Al menos 300 profesores y profesoras de todas las universidades del país y
de todas las disciplinas han sido asesinados en una campaña sistemática y
selectiva. Las milicias confesionales paragubernamentales han impuesto en
las universidades la segregación de sexos y la vestimenta islámica.
El suministro de electricidad alcanza dos horas al día, incluido Bagdad. Sin
cómputo centralizado y fiable sobre la producción de petróleo, Irak tiene
que importar combustibles para el transporte y el uso doméstico al tiempo
que buena parte del petróleo, bajo control de mafias locales, sale de
contrabando del país.
Los servicios públicos se han desmoronado. Ya en 2006, el 40% del personal
cualificado iraquí había abandonado su país.
Tabla rasa: Destruir la sociedad iraquí para acabar con la resistencia
Interesados en favorecer la desestructuración estratégica del país,
regímenes de países vecinos de Irak (Israel, Irán, Arabia Saudí.) han
alentando también la violencia sectaria. Pero es a los ocupantes a quienes
cabe atribuir la responsabilidad absoluta y final de la violencia que asola
el país al haber impuesto el viejo modelo colonial de reparto de poder por
cuotas confesionales y étnicas, germen inevitable del sectarismo.
EEUU se ha valido de la violencia sectaria para destruir la base social de
la resistencia a la ocupación y para aniquilar a los sectores civiles más
cualificados y secularizados, aquellos capaces de gestionar un futuro
soberano, democrático e integrador para el país. EEUU sigue justificando su
presencia en Iraq bajo el pretexto de evitar «una guerra civil» y «combatir
el terrorismo».
La destrucción de las instituciones, el empobrecimiento generalizado y la
desintegración social alimentan la expansión de las corrientes regresivas y
confesionales, las cuales han recurrido al terror para controlar y
fragmentar el territorio. Entre tanto, las nuevas leyes rompen el marco
jurídico unitario, suprimen el concepto de ciudadanía y someten la
legislación a la religión. La partición de Iraq emerge así inevitablemente,
y con ello cobra sentido estratégico la extrema violencia que está sufriendo
el país.
Tras ello está el control del petróleo. Gravemente regresiva en derechos
civiles y económicos, la nueva Constitución iraquí -aprobada
fraudulentamente en 2005- anticipaba la nueva Ley de Hidrocarburos, aprobada
en 2007 por el gobierno iraquí y pendiente de ratificación por el
parlamento. Esta ley ha sido literalmente redactada por técnicos nombrados
por EEUU y Gran Bretaña junto con nueve compañías petroleras internacionales
y sancionada con posterioridad por el FMI, todo ello antes de llegar a manos
de los colaboracionistas. La Ley de Hidrocarburos confirma la ruptura del
marco jurídico del Estado iraquí, sanciona la gestión local de los recursos
aún no explotados (el 78% de todas las reservas, más de 111.000 millones de
barriles) y abre la puerta a su privatización gracias a los Acuerdos de
Participación en la Producción, por los que ya compiten 70 compañías
internacionales, entre ellas la española Repsol YPF.
A lo largo de 2008, los gobiernos estadounidense y el colaboracionista
iraquí han de alcanzar un acuerdo para el establecimiento de un marco de
relaciones bilaterales que sustituya a la actual cobertura de legitimación
de la ocupación otorgada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en
2003. Este acuerdo se basaría en el documento suscrito por los presidentes
de ambos países el 26 de noviembre de 2007, que incluye explícitamente el
compromiso de EEUU de garantizar la seguridad de Irak (por medio de bases
militares permanentes) a cambio de ventajas inversoras para las empresas
estadounidenses en el país, particularmente en el sector de los
hidrocarburos.
Seguridad: Los nuevos "éxitos" de EEUU provocan más muertos y refugiados
Las afirmaciones del gobierno de EEUU sobre el incremento de la seguridad en
Irak desde su redespliegue en 2007 siguiendo un plan de refuerzo distan
mucho de la experiencia de violencia y falta de seguridad que la población
iraquí vive a diario.
Este «aumento de la seguridad» significa ataques aéreos contra las casas
antes del amanecer, arrestos arbitrarios, secuestros, asesinatos a manos de
mercenarios (llamados «agentes de seguridad») y coches bomba en concurridos
mercados.
Sobre los «éxitos» en el retorno de algunos refugiados y de la creación de
al-Sahwa, la milicia tribal sunní financiada por EEUU para luchar contra
al-Qaeda, constituyen simplemente otra operación de (des)información en un
momento de fracaso militar, cuyo objetivo es ocultar el hecho de que la
mayoría de los refugiados han huido del país durante el «éxito del
incremento de tropas, además de la existencia de otros dos millones de
desplazados dentro de Iraq.
El regreso de algunos refugiados no tiene nada que ver con el éxito de la
ocupación, el restablecimiento de la seguridad o una reducción de la
«violencia sectaria», eufemismo que se utiliza para los escuadrones de la
muerte que se han infiltrado en los servicios de seguridad y en las milicias
locales. Los ahorros de la mayoría de los refugiados se han agotado y éstos
se enfrentan ahora a una pobreza real ya que no pueden competir por
conseguir los pocos trabajos disponibles en países, que han sido
históricamente más pobres que Iraq.
En cuanto a la celebrada milicia tribal sunní aliada con EEUU llamada
al-Sahwa (Despertar), las últimas semanas han demostrado que se está
convirtiendo cada vez más en el monstruo que está a punto de devorar a su
creador. Y es que el jeque Ali Hathem al-Duleimy, el jefe de al-Sahwa,
afirmó en televisión que su milicia no permitiría por más tiempo que el
gobierno iraquí o estadounidense interfiriera en su trabajo. En la provincia
de Diyala grupos similares inicialmente pagados por EEUU se oponen a
trabajar con las fuerzas del gobierno iraquí o estadounidense.
Modelo israelí: EEUU castiga colectivamente para reducir sus bajas
Para reducir las bajas estadounidenses durante las incursiones, los iraquíes
han sido sometidos a castigos colectivos al estilo israelí. Los soldados
estadounidenses quintuplicaron los ataques aéreos respecto a 2006. Sobre el
terreno continúan los asesinatos y la deforestación, que ellos justifican
como hechos aislados para deshacerse de «miembros sospechosos de al-Qaeda».
Es más, las operaciones de quema controlada -la quema sistemática de árboles
y huertos- en Diyala, Habaniya y por los alrededores de Bagdad, se han
llevado a cabo para «hacer que las bases estadounidenses sean menos
accesibles a los intrusos» y para «eliminar la vegetación que la resistencia
utiliza como escondite para ellos mismos y sus armas». Los gobiernos
iraquíes habían invertido millones de euros en plantar esos árboles.
El número de detenidos apresados ha aumentado vertiginosamente hasta un 50%;
entre los detenidos hay 680 niños, y el ejército estadounidense ha ampliado
las instalaciones para prisioneros en Camp Bucca, al sur de Iraq y en Camp
Cropper, cerca de Bagdad, para acomodar al creciente número de detenidos que
van llegando.
Bajas propias: 4.000 soldados muertos y un billón de euros de gasto
EEUU mantiene en Iraq el mayor contingente de ocupación desde la invasión de
2003. A principios de 2007, el presidente Bush ordenó el envío de otros
30.000 soldados estadounidenses a Iraq, hasta 158.000 -una cantidad que los
mandos militares consideran que no se podrá reducir en los próximos meses-,
además de contingentes menores de otros países y varias decenas de miles de
mercenarios sin control alguno. Oficialmente, EEUU reconoce la muerte de
casi 4.000 soldados en Iraq, el 82% de ellos en combate. Tras una reducción
del número de soldados muertos en los últimos meses de 2007, en enero y
febrero de 2008 EEUU ha vuelto a perder, como media, a más de un soldado al
día en los ataques de la resistencia iraquí.
El Congreso ha reconocido recientemente que la invasión-ocupación de Iraq le
ha costado hasta ahora 1,3 billones de dólares, casi un billón de euros.
Una ocupación no es políticamente rentable (Editorial)
El presidente de EEUU, George W. Bush, ha defendido, como no podía ser de
otra forma, la decisión que adoptó hace cinco años de invadir Iraq. En su
calidad de único superviviente político de la fotografía de las Azores, Bush
ha reclamado la validez de una operación militar que provocó no pocos
quebraderos de cabeza a Tony Blair al final de su mandato, y ha defendido la
necesidad de una guerra que aparece como telón de fondo del peor atentado
sufrido por Europa y, por extensión, de la derrota del PP en 2004.
Las palabras justificativas de Bush no encuentran eco en su propio país,
donde todos los sondeos hacen hincapié en que los costos de la guerra en
Iraq están repercutiendo en la situación económica de EEUU.
Ese argumento, basado en la percepción egoísta de los ciudadanos del país
invasor sobre su propia situación personal, puede parecer incluso frívolo
cuando hablamos de una invasión que ha provocado centenares de miles de
muertos, pero no nos engañemos, son ese tipo de argumentos los que
inclinarán la balanza con respecto a la continuidad de una operación militar
que parece que ya no es políticamente rentable.
Mientras McCain está de gira por Oriente Medio, donde defiende en solitario
el legado invasor de Bush, tanto entre los candidatos demócratas como en los
principales medios de EEUU sólo se debate en clave de retirada. Las
discrepancias afloran al establecer las condiciones y el momento más
favorables para que las tropas estadounidenses abandonen el polvorín que han
contribuido a crear con su campaña militar en Iraq.
Si para Bush la invasión «mereció la pena», para su sucesor lo más rentable
será, máxime en una coyuntura de recesión económica, finiquitar un operativo
que nunca tuvo como objetivo promover la democracia y sí neutralizar a un
actor clave en el escenario de Oriente Medio y preservar los intereses
económicos de EEUU e Israel en la región. El costo de esa guerra criminal e
ilegal lo han pagado, lo pagan y lo pagarán los iraquíes.
por Erra
http://www.insurgente.org/modules.php?name=News&file=article&sid=13013
Radiografía dramática de un lustro de ocupación
inSurGente.- El 20 de marzo de 2003 EEUU inició con una noche de bombardeos
la invasión de Iraq. Lo hizo tras una campaña de mentiras e intoxicación
para la que contó con sus aliados británicos y españoles. Cinco años
después, las mentiras y la desinformación ocultan un panorama dramático,
desvelado ahora por la Campaña Estatal contra la Ocupación y Por la
Soberanía de Iraq. Hagan clic en "Leer más" para ampliar la información.
Gara.- Bush, Blair y Aznar insistieron en la mentira de que Irak tenía armas
de destrucción masiva. Cinco años después, el país ha sido destruido de
forma masiva. El Pentágono acaba de reconocer sottovoce que no era cierto
que Saddam Hussein tuviera relación alguna con al-Qaeda. Un lustro después,
los propios iraquíes luchan contra los bastiones de la red de Osama Bin
Laden en el centro, norte y oeste de Irak.
20 de marzo de 2008. EEUU sigue mintiendo a espuertas sobre la situación en
Irak. Donde hay desolación presenta avances. Donde hay sometimiento total
anuncia soberanía. Presenta como incremento en la seguridad de Irak una
estrategia que busca limitar únicamente sus propias bajas extendiendo el
castigo colectivo a la población iraquí. Baste, como prueba, esta
radiografía de la situación cinco años después.
Balance: Casi una cuarta parte de la población ha muerto o ha huido
Un nuevo informe dado a conocer en enero de 2008 (realizado por la empresa
británica ORB en colaboración con una institución iraquí independiente,
IIACSS) calcula en más de un millón los iraquíes muertos desde el inicio de
la ocupación, una cifra diez veces superior a las cifras oficiales. Este
nuevo estudio ratifica el balance aportado por los dos estudios anteriores
realizados por la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad John
Hopkins de Baltimore (EEUU) y publicados en la revista médica "The Lancet",
y que los ocupantes han procurado descalificar. Todos los estudios coinciden
en considerar la actuación de las fuerzas de ocupación como la principal
causa de muerte violenta en Irak, tanto en términos absolutos como
relativos.
Además del millón de muertos, la ocupación ha generado la mayor y más rápida
crisis mundial de refugiados de las últimas décadas -incluidas el éxodo
palestino y el genocidio de Ruanda-. Irak es el primer país del mundo en
número de refugiados, ya por delante de Colombia. Al menos 2,5 millones de
iraquíes se han convertido en desplazados internos -2.000 al día- y otros
2,2 millones en refugiados en países vecinos, sobre en todo en Siria,
drenando sus limitados recursos y generando tensiones.
Las causas del éxodo de la población iraquí han ido superponiéndose: los
masivos operativos militares de los ocupantes y la destrucción sistemática
de las infraestructuras; el deterioro de las condiciones básicas de vida de
la población debido a la destrucción del Estado, la rampante corrupción y el
afianzamiento de las mafias locales; y la violencia sectaria desarrollada,
esencialmente a partir de 2005, por los servicios de seguridad, milicias y
escuadrones de la muerte vinculados a las formaciones que integran el
gobierno colaboracionista iraquí y que en su campaña de terror han contado
con el estímulo o -cuando menos- con la tolerancia de los ocupantes
Desolación: La situación cotidiana del pueblo iraquí es atroz
El 43% de los iraquíes vive en la extrema pobreza (con menos de un dólar al
día); el 60-70% de la población activa no tiene trabajo. Seis millones de
personas precisan ayuda humanitaria, incluida la alimentaria, el doble que
en 2004. Ya solo el 60% de los iraquíes tiene acceso a las raciones de
comida gubernamentales, cuya cobertura era universal antes de la invasión.
Por presiones del Banco Mundial, el gobierno iraquí ha informado que el
próximo mes de junio este sistema de abastecimiento se suprimirá, así como
los subsidios a los carburantes.
La malnutrición infantil ha aumentado en el período de ocupación: la mitad
de los menores de cinco años la sufren en alguna de sus modalidades; el bajo
peso se ha triplicado hasta afectar al 11% de los nacidos.
El 70% de la población no tiene suministro adecuado de agua potable y el 80%
carece de servicios de saneamiento; el cólera se extiende ya por la mitad de
las 18 provincias del país.
2.000 médicos iraquíes han sido asesinados y la mitad de los 34.000 que
estaban registrados en 2003 han abandonado su país. El 90% de los 180
grandes hospitales carece de recursos esenciales. Bajo control de la
corriente del clérigo chií Moqtada al-Sadr, el Ministerio de Sanidad se ha
hundido en la corrupción, al tiempo que los hospitales se han transformado
en centros clandestinos de detención, tortura y asesinato de los escuadrones
de la muerte.
La combinación de malnutrición y carencia o escasez de agua potable, junto
con el deterioro sanitario, sitúa a Iraq entre los 60 países del mundo con
las tasas más altas de mortalidad infantil, mortalidad en menores de cinco
años y mortalidad materna.
Más de 800.000 escolares han dejado de asistir a la escuela primaria (el
22%) y sólo la mitad de los que completan estudios primarios inician los
secundarios. Otros 220.000 niños y niñas refugiados con sus familias en
países vecinos están desescolarizados.
Al menos 300 profesores y profesoras de todas las universidades del país y
de todas las disciplinas han sido asesinados en una campaña sistemática y
selectiva. Las milicias confesionales paragubernamentales han impuesto en
las universidades la segregación de sexos y la vestimenta islámica.
El suministro de electricidad alcanza dos horas al día, incluido Bagdad. Sin
cómputo centralizado y fiable sobre la producción de petróleo, Irak tiene
que importar combustibles para el transporte y el uso doméstico al tiempo
que buena parte del petróleo, bajo control de mafias locales, sale de
contrabando del país.
Los servicios públicos se han desmoronado. Ya en 2006, el 40% del personal
cualificado iraquí había abandonado su país.
Tabla rasa: Destruir la sociedad iraquí para acabar con la resistencia
Interesados en favorecer la desestructuración estratégica del país,
regímenes de países vecinos de Irak (Israel, Irán, Arabia Saudí.) han
alentando también la violencia sectaria. Pero es a los ocupantes a quienes
cabe atribuir la responsabilidad absoluta y final de la violencia que asola
el país al haber impuesto el viejo modelo colonial de reparto de poder por
cuotas confesionales y étnicas, germen inevitable del sectarismo.
EEUU se ha valido de la violencia sectaria para destruir la base social de
la resistencia a la ocupación y para aniquilar a los sectores civiles más
cualificados y secularizados, aquellos capaces de gestionar un futuro
soberano, democrático e integrador para el país. EEUU sigue justificando su
presencia en Iraq bajo el pretexto de evitar «una guerra civil» y «combatir
el terrorismo».
La destrucción de las instituciones, el empobrecimiento generalizado y la
desintegración social alimentan la expansión de las corrientes regresivas y
confesionales, las cuales han recurrido al terror para controlar y
fragmentar el territorio. Entre tanto, las nuevas leyes rompen el marco
jurídico unitario, suprimen el concepto de ciudadanía y someten la
legislación a la religión. La partición de Iraq emerge así inevitablemente,
y con ello cobra sentido estratégico la extrema violencia que está sufriendo
el país.
Tras ello está el control del petróleo. Gravemente regresiva en derechos
civiles y económicos, la nueva Constitución iraquí -aprobada
fraudulentamente en 2005- anticipaba la nueva Ley de Hidrocarburos, aprobada
en 2007 por el gobierno iraquí y pendiente de ratificación por el
parlamento. Esta ley ha sido literalmente redactada por técnicos nombrados
por EEUU y Gran Bretaña junto con nueve compañías petroleras internacionales
y sancionada con posterioridad por el FMI, todo ello antes de llegar a manos
de los colaboracionistas. La Ley de Hidrocarburos confirma la ruptura del
marco jurídico del Estado iraquí, sanciona la gestión local de los recursos
aún no explotados (el 78% de todas las reservas, más de 111.000 millones de
barriles) y abre la puerta a su privatización gracias a los Acuerdos de
Participación en la Producción, por los que ya compiten 70 compañías
internacionales, entre ellas la española Repsol YPF.
A lo largo de 2008, los gobiernos estadounidense y el colaboracionista
iraquí han de alcanzar un acuerdo para el establecimiento de un marco de
relaciones bilaterales que sustituya a la actual cobertura de legitimación
de la ocupación otorgada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en
2003. Este acuerdo se basaría en el documento suscrito por los presidentes
de ambos países el 26 de noviembre de 2007, que incluye explícitamente el
compromiso de EEUU de garantizar la seguridad de Irak (por medio de bases
militares permanentes) a cambio de ventajas inversoras para las empresas
estadounidenses en el país, particularmente en el sector de los
hidrocarburos.
Seguridad: Los nuevos "éxitos" de EEUU provocan más muertos y refugiados
Las afirmaciones del gobierno de EEUU sobre el incremento de la seguridad en
Irak desde su redespliegue en 2007 siguiendo un plan de refuerzo distan
mucho de la experiencia de violencia y falta de seguridad que la población
iraquí vive a diario.
Este «aumento de la seguridad» significa ataques aéreos contra las casas
antes del amanecer, arrestos arbitrarios, secuestros, asesinatos a manos de
mercenarios (llamados «agentes de seguridad») y coches bomba en concurridos
mercados.
Sobre los «éxitos» en el retorno de algunos refugiados y de la creación de
al-Sahwa, la milicia tribal sunní financiada por EEUU para luchar contra
al-Qaeda, constituyen simplemente otra operación de (des)información en un
momento de fracaso militar, cuyo objetivo es ocultar el hecho de que la
mayoría de los refugiados han huido del país durante el «éxito del
incremento de tropas, además de la existencia de otros dos millones de
desplazados dentro de Iraq.
El regreso de algunos refugiados no tiene nada que ver con el éxito de la
ocupación, el restablecimiento de la seguridad o una reducción de la
«violencia sectaria», eufemismo que se utiliza para los escuadrones de la
muerte que se han infiltrado en los servicios de seguridad y en las milicias
locales. Los ahorros de la mayoría de los refugiados se han agotado y éstos
se enfrentan ahora a una pobreza real ya que no pueden competir por
conseguir los pocos trabajos disponibles en países, que han sido
históricamente más pobres que Iraq.
En cuanto a la celebrada milicia tribal sunní aliada con EEUU llamada
al-Sahwa (Despertar), las últimas semanas han demostrado que se está
convirtiendo cada vez más en el monstruo que está a punto de devorar a su
creador. Y es que el jeque Ali Hathem al-Duleimy, el jefe de al-Sahwa,
afirmó en televisión que su milicia no permitiría por más tiempo que el
gobierno iraquí o estadounidense interfiriera en su trabajo. En la provincia
de Diyala grupos similares inicialmente pagados por EEUU se oponen a
trabajar con las fuerzas del gobierno iraquí o estadounidense.
Modelo israelí: EEUU castiga colectivamente para reducir sus bajas
Para reducir las bajas estadounidenses durante las incursiones, los iraquíes
han sido sometidos a castigos colectivos al estilo israelí. Los soldados
estadounidenses quintuplicaron los ataques aéreos respecto a 2006. Sobre el
terreno continúan los asesinatos y la deforestación, que ellos justifican
como hechos aislados para deshacerse de «miembros sospechosos de al-Qaeda».
Es más, las operaciones de quema controlada -la quema sistemática de árboles
y huertos- en Diyala, Habaniya y por los alrededores de Bagdad, se han
llevado a cabo para «hacer que las bases estadounidenses sean menos
accesibles a los intrusos» y para «eliminar la vegetación que la resistencia
utiliza como escondite para ellos mismos y sus armas». Los gobiernos
iraquíes habían invertido millones de euros en plantar esos árboles.
El número de detenidos apresados ha aumentado vertiginosamente hasta un 50%;
entre los detenidos hay 680 niños, y el ejército estadounidense ha ampliado
las instalaciones para prisioneros en Camp Bucca, al sur de Iraq y en Camp
Cropper, cerca de Bagdad, para acomodar al creciente número de detenidos que
van llegando.
Bajas propias: 4.000 soldados muertos y un billón de euros de gasto
EEUU mantiene en Iraq el mayor contingente de ocupación desde la invasión de
2003. A principios de 2007, el presidente Bush ordenó el envío de otros
30.000 soldados estadounidenses a Iraq, hasta 158.000 -una cantidad que los
mandos militares consideran que no se podrá reducir en los próximos meses-,
además de contingentes menores de otros países y varias decenas de miles de
mercenarios sin control alguno. Oficialmente, EEUU reconoce la muerte de
casi 4.000 soldados en Iraq, el 82% de ellos en combate. Tras una reducción
del número de soldados muertos en los últimos meses de 2007, en enero y
febrero de 2008 EEUU ha vuelto a perder, como media, a más de un soldado al
día en los ataques de la resistencia iraquí.
El Congreso ha reconocido recientemente que la invasión-ocupación de Iraq le
ha costado hasta ahora 1,3 billones de dólares, casi un billón de euros.
Una ocupación no es políticamente rentable (Editorial)
El presidente de EEUU, George W. Bush, ha defendido, como no podía ser de
otra forma, la decisión que adoptó hace cinco años de invadir Iraq. En su
calidad de único superviviente político de la fotografía de las Azores, Bush
ha reclamado la validez de una operación militar que provocó no pocos
quebraderos de cabeza a Tony Blair al final de su mandato, y ha defendido la
necesidad de una guerra que aparece como telón de fondo del peor atentado
sufrido por Europa y, por extensión, de la derrota del PP en 2004.
Las palabras justificativas de Bush no encuentran eco en su propio país,
donde todos los sondeos hacen hincapié en que los costos de la guerra en
Iraq están repercutiendo en la situación económica de EEUU.
Ese argumento, basado en la percepción egoísta de los ciudadanos del país
invasor sobre su propia situación personal, puede parecer incluso frívolo
cuando hablamos de una invasión que ha provocado centenares de miles de
muertos, pero no nos engañemos, son ese tipo de argumentos los que
inclinarán la balanza con respecto a la continuidad de una operación militar
que parece que ya no es políticamente rentable.
Mientras McCain está de gira por Oriente Medio, donde defiende en solitario
el legado invasor de Bush, tanto entre los candidatos demócratas como en los
principales medios de EEUU sólo se debate en clave de retirada. Las
discrepancias afloran al establecer las condiciones y el momento más
favorables para que las tropas estadounidenses abandonen el polvorín que han
contribuido a crear con su campaña militar en Iraq.
Si para Bush la invasión «mereció la pena», para su sucesor lo más rentable
será, máxime en una coyuntura de recesión económica, finiquitar un operativo
que nunca tuvo como objetivo promover la democracia y sí neutralizar a un
actor clave en el escenario de Oriente Medio y preservar los intereses
económicos de EEUU e Israel en la región. El costo de esa guerra criminal e
ilegal lo han pagado, lo pagan y lo pagarán los iraquíes.